Sabrina Erdely escribió en la revista Rolling Stone un artículo de 9000 palabras que empezaba así:
Cuando otra mano amordazó su boca, Jackie la mordió y esta se convirtió en un puño que le dio un puñetazo en la cara. "Agárrale la puta pierna", dijo una voz. Y fue entonces cuando Jackie supo que iba a ser violada.
Este artículo trataba la historia de Jackie, una universitaria que fue violada por siete miembros de la fraternidad Phi Kappa Psi, en la Universidad de Virginia, mientras otros dos hombres, entre los que estaba su pareja, "animaban y daban instrucciones".
Después de este artículo, la Universidad de Virginia decidió echar a Phi Kappa Psi del campus mientras la gente asaltaba su casa y los políticos hablaban constantemente del problema de las violaciones en las universidades. Aquellos que osaban cuestionar la historia de Jackie se veían igualmente amenazados.
Sin embargo, había un importante problema en la historia de Sabrina Erdely. La historia era totalmente falsa y Jackie había mentido. La revista carecía de evidencias que contrastasen el artículo y, aunque pidió disculpas por la historia, no despidió a Erdely ni a los editores. Erdely, por su parte, pidió disculpas a todos menos a quien realmente las merecía: la fraternidad y sus miembros.
De nuevo, nos encontramos con un problema grave. El periodismo no necesita empatía, sino contar la verdad. Sin embargo, para la izquierda la verdad es algo completamente secundario. Para ellos, es más importante sacar hacia delante su ideario político que contar los hechos tal y como son. Ese ideario, para que funcione, necesita controversia; necesita que exista una oposición de "crueles y malvados enemigos" que no se toman en serio las violaciones o cualquier otro controvertido tema. Gracias a esto, se puede culpar a la sociedad de esta violación.
La izquierda elige premeditadamente situaciones donde los hechos son, cuanto menos, cuestionables. Es entonces cuando los izquierdistas insisten en que las únicas personas que dudarían de hechos tan execrables son aquellos que simpatizan con tanta maldad. Gracias a esto, la izquierda puede interpretar el papel del héroe que intenta salvar al planeta de los "fachas" y los "derechistas".
Los izquierdistas no necesitan la verdad. Necesitan mitos para su propia narrativa.