Toda esta movida sobre aceptar ser espiados en nuestro vagar por la red, o pagar una mordida, me alegra que esté sucediendo.
Todo comenzó visibilizando el hecho de que las webs tenían que pedir permiso para usar nuestra información de navegación porque era un hecho el que la usaban todo el rato. Después, los usuarios comenzaron a ver que esos popups eran un incordio y usaron navegadores o plugins que rechazaban todas las cookies por defecto, creando una situación desesperante para los prestadores de servicios.
Ahora, las caretas se han caído.
Les da igual si les pagas o no, si a cambio les dejas hurgar en tu historial, tus datos, tu identidad. Ese es el precio que nunca supimos valorar. Las webs y apps prefieren que no les visites a que no les cedas esos datos. ¿Y cuánto valen? Pues depende, para los periódicos online viene a costar 60€, 100€ anuales; para menéame creo que eran 3€ al mes.
Y me parece bien, todos tienen derecho a monetizar sus servicios, faltaría más. Lo mejor, es que ahora están las cartas boca arriba, y cada vez que aceptamos las cookies podemos ver al lado el valor que nuestros datos tienen. En euros.
Feliz fin del invierno, iueputas.