La crisis del Covid19 pone de relieve los problemas de la cultura occidental. Uno ve ahora las imágenes en la televisión sobre cómo solía ser nuestra vida antes de la crisis del Covid y se pregunta cómo es que gastamos tanto dinero en humo... Y que gastemos dinero en humo significa que tomamos decisiones basándonos en humo.
En el programa Dónde estabas en 2009 de LaSexta, entrevisan a Pujol, el jugador del FC Barcelona, en relación con su carrera. Le entrevistan dentro de un Camp Nou vacío. Aparece como uno de esos triunfadores de nuestra sociedad que precisamente, en estos momentos, desaparecen. Nadie los necesita.
El fútbol, como cualquier arte humano, puede ser maravilloso. No soy aficionado. Pero entiendo que es una actividad emocional, de ocio, de entretenimiento. Representa muchas cosas humanas: esfuerzo, lucha, trabajo en equipo... Pero, y a esto voy, solo las representa. La batalla real diaria la están dando otros.
Pero no se puede decir que el fútbol no tenga valor. Mueve mucho dinero, cuyos impuestos, cuando se pagan, acaban en las arcas públicas. Y si no hubiese fútbol, ¿qué le sustituiría? ¿Cómo conseguiría España, por ejemplo, el dinero que obtiene del fútbol con otra actividad?
¿Deberíamos gastar dinero en otra cosa? ¿Debería funcionar la economía con planes de desarrollo? ¿Esto es viable en nuestra cultura?
Por otro lado, no solo dinero mueve el humo, también mueve muchísima energía humana. La cantidad de esfuerzos que invertimos en llevarnos mal y discutir sobre el sexo de los ángeles...
Esto que estamos haciendo de no criticar al Gobierno en momentos graves como los que vivimos, ¿no podríamos hacerlo incondicionalmente? ¿Sería posible dar paso a una sociedad en que prime el debate, la razón y el progreso sobre el ego y su ideología, el ego y su sarcasmo...? ¿Somos adictos al humo del día a día?
Necesitamos una sociedad con objetivos comunes, objetivos valiosos.
Si podemos enfrentarnos al Covid19, podemos enfrentarnos a la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la guerra,...
¿Es viable nuestra cultura sin humo, viviendo cada día dedicados a terminar con cada lacra social existente sobre la faz de la Tierra? Eso implica muchas cosas. Convertir casi todo en un instrumento de lucha contra el sufrimiento. Y dejar de lado los múltiples escapismos a los que acudimos cada día: la mayoría, originados en nuestro ego, y no en las necesidades objetivas.
Acudo a vosotros, oh, meneantes, para que desde la barra del bar, me ayudéis a reflexionar más.
Un saludo.