La pirámide de población de Japón tiene una característica realmente extraña. En las barras horizontales que representan el número de bebés de uno y otro sexo nacidos en 1966, año 41 de la era Shōwa (1926-1989), se observa un brusco acortamiento. Aquel año hubo en Japón cerca de 1.361.000 nacimientos, unos 500.000 menos que durante el año anterior y el posterior. Y aunque resulte difícil de creer, este hundimiento solo puede achacarse a la decisión consciente tomada por muchas parejas de no procrear ese año, por miedo a una vieja superstición