Dado que las IAs no hablan porque sean muy listas, sino por lo listas que fueron personas anteriores, puede ser interesante preguntarles sobre algunos temas. Ya en el pasado os mostré que en un referéndum sobre tauromaquia entre IAs ganaría la abolición por unanimidad. Ahora que Felipe VI nos ha dado otro discurso navideño mas instruyéndonos sobre democracia, se me ha ocurrido hacer un referéndum monarquía o república entre IAs. Spoiler: también gana la república por unanimidad.
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PROMPT:
¿Dirías que es mejor que la Jefatura de un Estado se ocupe (o desocupe) por apellido o consanguinidad, o que se haga por mérito, capacidad, honradez, idoneidad y principios de liberalismo económico?
Respóndeme primero bien "por apellido o consanguinidad", o bien "por mérito, capacidad, honradez, idoneidad y principios de liberalismo económico".
Después, separadamente, explícame la razón o razones de tu elección.
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CHATGPT:
Por mérito, capacidad, honradez, idoneidad y principios de liberalismo económico.
Razones (directas y sin adornos)
- Relación causa-efecto con resultados públicos. Si el objetivo del Estado es seguridad, justicia, bienestar y prosperidad, tiene sentido que quienes lo dirijan demuestren capacidad para conseguir esos resultados. El apellido no prueba nada sobre esa capacidad.
- Rendición de cuentas. Nombrar u elegir por mérito suele ir acompañado de evaluaciones, criterios y mecanismos de control: quien accede por competencia puede ser evaluado, corregido o removido; quien accede por linaje no.
- Eficiencia y especialización. Los asuntos públicos requieren conocimientos técnicos y habilidades. Selección basada en mérito favorece que esas habilidades estén presentes donde importan.
- Legitimidad dinámica. La legitimidad democrática y funcional depende de que la población perciba que el gobierno funciona; un sistema que prioriza competencia mantiene o recupera legitimidad cuando las políticas dan resultados.
- Menor riesgo sistémico. Gobiernos heredados concentran intereses y reducen la renovación, favoreciendo estancamiento, nepotismo y corrupción; la meritocracia —bien diseñada— reduce esos riesgos.
- Potencial para prosperidad económica. Principios de liberalismo económico (mercados abiertos, seguridad jurídica, incentivos a la inversión) tienden a mejorar crecimiento y productividad, siempre que se acompañen de reglas que corrijan fallos de mercado y protejan derechos básicos.
Núcleo conceptual explicativo (lo esencial, claro y corto)
El poder debe asignarse a quien mejor aumenta la probabilidad de que el Estado cumpla sus fines legítimos. Seleccionar por apellido asigna autoridad sin vincularla a esa probabilidad; seleccionar por mérito la vincula —aunque imperfectamente—. En términos simples: autoridad legítima = capacidad demostrada para producir buenos resultados + mecanismos de control. Eso es lo que explica por qué la selección por mérito es preferible.
Problemas reales de la opción por mérito (no los disimulo)
- Medir el mérito es difícil. Tests, títulos o currículos no garantizan juicio político o integridad.
- Riesgo de tecnocracia y élite cerrada. Si el mérito lo definen siempre los mismos, se reproduce un grupo privilegiado.
- Captura y corrupción. Meritocracia formal puede convivir con clientelismo si no hay transparencia y controles.
- Liberalismo económico sin contrapesos genera desigualdad. Crecimiento puede venir con concentración de riqueza y pérdida de cohesión social si no hay políticas redistribuidas y regulación mínima.
Cómo minimizar esos problemas (recomendación práctica, directa)
- Definir criterios claros, públicos y variados de mérito (capacidad técnica, experiencia comprobada, historial ético, aptitud para gobernar).
- Mantener mecanismos democráticos y constitucionales: elecciones, separación de poderes, medios libres, rendición de cuentas.
- Aplicar contrapesos económicos: mercados libres donde funcionen, regulación donde no, redes básicas de protección social.
- Garantizar movilidad y acceso para que el mérito no sea heredado por clase: educación pública de calidad, procesos de selección transparentes y rotación real de élites.
Conclusión
Elegir por mérito —con los principios económicos que el usuario propone— es la opción que mejor conecta autoridad con resultados y control. No es una panacea; exige diseño institucional cuidadoso para evitar tecnocracia, captura y desigualdad. Elegir por apellido carece de justificación práctica: concentra poder sin mejorar la probabilidad de buenos resultados.
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DEEPSEEK:
Respuesta directa:
Por mérito, capacidad, honradez, idoneidad y principios de liberalismo económico.
Razones (explicación clara y desnuda del núcleo conceptual):
- Problema central de la herencia por apellido/consanguinidad:
- Pone a una persona al mando de un país por casualidad biológica, no porque sepa gobernar. Es como obligar a todos los pasajeros de un avión a que el piloto sea siempre el hijo del piloto anterior, aunque ese hijo no tenga formación, ni talento, ni interés en pilotar. El riesgo de que el país se estrelle es alto, y los ciudadanos no tienen por qué pagar los platos rotos de esa lotería genética.
- Ventaja central de la selección por mérito y capacidad:
- Intenta que el puesto lo ocupe alguien que sabe hacerlo y ha demostrado aptitudes. En un sistema liberal económico, esto es crucial: la economía funciona con reglas técnicas (política fiscal, monetaria, regulación, comercio). Si quien decide no las entiende, toma decisiones que empobrecen a la población, desperdician recursos y ahuyentan inversiones. La habilidad no se hereda, se construye con estudio y experiencia.
- La honradez e idoneidad como freno a la corrupción:
- Un sistema hereditario no garantiza que el gobernante sea honesto; solo garantiza que viene de una familia. En cambio, un sistema de selección por mérito (con controles, transparencia y rendición de cuentas) al menos permite exigir y evaluar la integridad. Si no la cumple, puede ser removido. En una monarquía o sistema similar, el poder se mantenga aunque haya ineptitud o corrupción, porque el derecho a gobernar viene de la sangre, no del desempeño.
- Liberalismo económico exige competencia, no privilegios de cuna:
- El liberalismo económico se basa en la idea de que los recursos se asignan mejor cuando hay competencia y las personas ascienden por su esfuerzo y talento. Si la jefatura del Estado se hereda, es la negación misma de ese principio: es un monopolio del poder por nacimiento. ¿Cómo va a defender la competencia y el mérito en la economía quien accedió al poder justo por lo contrario?
- Deficiencias reales de la "meritocracia" en la práctica:
- Aclaro esto porque no debo esconder problemas: en la realidad, incluso los sistemas que dicen ser por mérito a menudo se corrompen: los poderosos colocan a sus amigos, se falsean méritos, se manipulan criterios. Pero ese es un problema de implementación, no del principio. El principio de elegir por capacidad sigue siendo mejor que el principio de elegir por sangre, porque al menos deja la puerta abierta a la mejora, la crítica y la revisión. La herencia cierra esa puerta desde el origen.
Núcleo conceptual explicativo en una frase:
La herencia del poder concentra la autoridad en quien no ha tenido que demostrar idoneidad, lo que genera altísimo riesgo de mala gestión y corrupción, mientras que la selección por mérito (aunque imperfecta) al menos obliga a justificar la idoneidad y permite, en teoría, alinear los intereses del gobernante con la eficiencia y el bienestar del país.
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KIMI:
Por mérito, capacidad, honradez, idoneidad y principios de liberalismo económico.
Razones:
El núcleo es simple: las personas que toman decisiones complejas necesitan demostrar que saben hacerlo bien. Si eliges a alguien por apellido o sangre, no tienes esa garantía. Es como querer que te opere un cirujano: o bien eliges al que ha estudiado y tiene éxito en operaciones, o bien eliges al hijo del director del hospital porque "le toca". Con el primero tienes probabilidades de sobrevivir; con el segundo, te juegas la vida a una ruleta sin sentido.
Una sociedad funciona igual. Las decisiones de un presidente o un ministro afectan millones: salarios, vivienda, salud, seguridad. Si el que decide no entiende de economía, no sabe negociar, no tiene experiencia real o es corrupto, la gente pasa hambre, pierde trabajos, se arruina. Eso no es teoría: es lo que ocurre cuando alguien inepto toma el timón de un barco en una tormenta.
La selección por mérito no garantiza el éxito, pero aumenta las probabilidades de que quien gobierne sepa lo que hace. Es un sistema de prueba y error inteligente: si alguien demuestra capacidad en puestos menores, asciende. Si falla, se va. Así la experiencia se acumula y el daño se minimiza. En cambio, la sangre o el apellido son loterías genéticas: puede que el hijo del rey sea brillante o puede que sea un incompetente con poder absoluto. No hay filtro.
El liberalismo económico entra aquí como condición: si además de ser capaz el gobernante respeta que los ciudadanos tomen sus propias decisiones (qué estudiar, dónde trabajar, qué invertir), el sistema genera riqueza y soluciones espontáneas. Si el "apellido" decide todo centralizado, bloquea la creatividad de millones y la economía se hunde por errores que no puede corregir.
En resumen: elegir por mérito es como elegir por resultados probados; elegir por sangre es como elegir por suerte. Y cuando hay millones de vidas en juego, la suerte es un lujo que nadie se puede permitir.