Un reciente estudio ha desentrañado un fenómeno fascinante: cuando sabemos que somos observados, nuestra habilidad para detectar rostros se acelera de manera significativa, incluso sin que seamos conscientes de este efecto. Así, esta investigación revela que el acto de ser observado activa mecanismos preconscientes en nuestro cerebro, sugiriendo un impacto profundo en la cognición humana básica. El estudio utilizó un método conocido como supresión continua de destellos (CFS, por sus siglas en inglés)
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