Al terminar la guerra, John Maynard Keynes tuvo una conversación con un arquitecto sobre como reconstruir Londres. El arquitecto estaba preocupado por el dinero necesario. Keynes respondió que las casas no se construyen con dinero y preguntó si habría suficientes ladrillos, mortero, acero y cemento. El arquitecto respondió que habría de todo eso en abundancia, así que Keynes preguntó si habría suficientes obreros. De nuevo, el arquitecto respondió afirmativamente. Entonces Keynes le contestó: «todo lo que podamos hacer, nos lo podemos permitir»