Después de leer atentamente el magnífico artículo que @PabloPani nos trajo y llegó a portada, me he acordado de una de esas conversaciones que tuve antes de la pandemia, en un acto oficial, y que entonces me tomé casi a risa. De hecho, sé que fue en Madrid, en el Hotel Villa magna, y no me acuerdo cómo se llama el tío. Sólo que tenía un cierto acento americano, o sea, colombiano o más probablemente mexicano.
La cuestión, porque a primera vista parecía un chiste, era que el hombre nos decía que acabaríamos pagando muy caro el cerco que se estaba poniendo a los paraísos fiscales, y que era una idea muy mala poner trabas a que la gente se llevase el dinero a Suiza o a las Islas Vírgenes.
Según él, mientras el dinero está en Suiza, o en Seychelles, o en San Cristóbal, ese dinero no toca los cojones. Es un dinero "como muerto" que, al estar escondido en su guarida, no genera inflación. El verdadero dolor llega cuando algún listillo va con el palito a hurgar en el escondrijo, y el dinero, tan asustadizo, acaba por salir, en busca de otro refugio. ¿Y cuál es ese refugio? Pues las bolsas, el oro, y los inmuebles, dependiendo de la tonalidad del dinero, proque tampoco el dinero es del todo blanco o del todo negro, y tiene muchos matices.
Según este hombre, desde que se forzó a Suiza a levantar el secreto bancario, o al menos a relajarlo, todo va de mal en peor para los europeos humildes, y peor todavía va a ir, porque los magnates que tenían guardado ahí su capital, habían elegido Suiza porque, por distintos motivos, no querían saber nada de los paraísos fiscales asiáticos o americanos. Ese dinero suizo, acosado ahora, acabaría recorriendo Europa como un chorro corrosivo de ácido, convirtiéndose en pisos, en oficinas, en tierras de cultivo, en empresas medio saneadas o en lo que fuera. Y como los precios son marginalistas (como explica el artículo que cito al principio), esto supondría un alza generalizada de precios en todos los activos que se desplazaría al resto de la economía, haciéndonos a todos más pobres.
Por eso, según él, insistió tanto EEUU en desbaratar el secreto suizo, mientras mantiene el de sus propios agujeros. Ni de broma investigarán Panamá o Delaware.
Despertar al capital cuando duerme, sólo puede engendrar monstruos.
menéame