Cuatro momentos del proceso divino distingue Juan Escoto de Erígena; cuatro momentos son quizá distinguibles en la evolución de los escritores.
En el primero el escritor, aún indiferenciado, es casi cualquier hombre; su voz menos individual que genérica es la de todos.
En el segundo el escritor ha elegido un maestro, lo confunde con la literatura y minuciosamente lo copia, porque entiende que apartarse de él en un punto es apartarse de la ortodoxia y de la razón.
En el tercero, que no todos alcanzan, el escritor se encuentran consigo mismo, como en cierta ficciones orientales, célticas o germánicas. Encuentra su cara, su voz.
Hay un cuarto momento que yo no he alcanzado, que muy pocos alcanzan.
En el primero, el escritor es todos; en el segundo, es otro. En el tercero es él; en el cuarto, es otra vez todos, pero con plenitud.
Así, los buenos versos de Shakespeare son manifiestamente de Shakespeare, pero los mejores, los eternos, ya no son de él. Tienen la virtud de parecer de cualquier hombre, de cualquier país, de cualquier tiempo.
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Jorge Luis Borges. Prólogo a Antigua lumbre de Wally Zenner.
Comentarios
Tradución de Borges para la plebe del nivel ungo: Cómo el neoplatónico Escoto de Erígena se convirtió en el aristotélico Escroto de Erógena.
Perdón, con este momento creo que he caído cinco o seis niveles.
Muy cierto, yo aun estoy por el 2º.
#1 Ahí ando yo también... pero a ratos, cuando mi mente racional no está muy atenta, se me cuelan trazas de lo que consideraría el tercer paso. Lo veo, pero es tan abstracto que no sé expresarlo en una historia adecuada.
Estoy leyendo prólogos de la Biblioteca de Babel y me está pareciendo una maravilla. Como resume de una manera impecable tantos autores.
Que Borges deje escrito que no ha alcanzado el cuarto momento, supone un ejercicio más de autohumillación que de humildad.
No sé si quitarme el sombrero o cortarme una oreja.
Yo no sé ni quien soy, por algo estoy escribiendo la primera novela.
Saludos.