Porque todos estos son tributos que hemos de rendir, con pureza y santidad, a los poderes divinos solamente en la hipótesis de que ellos llegan a conocerlos o advertirlos y de que los dioses inmortales han prestado algún servicio a la humanidad. Mientras que si, por el contrario, los dioses no tienen poder ni voluntad de ayudarnos, si no nos prestan ninguna atención y no tienen noticia alguna de nuestras acciones, si no pueden ejercer absolutamente ninguna influencia sobre la vida de los hombres, ¿qué motivo tenemos para dirigir ningún culto, honor o plegaria a los dioses inmortales? La piedad, no obstante, igual que el resto de las virtudes, no puede existir en una simple apariencia ficticia y simulada; y, junto con la piedad, tienen que desaparecer de igual manera la veneración y la religión. Y, una vez eliminadas estas cosas, la vida es toda ella en seguida pertubación y confusión.
Marco Tulio Cicerón, "Sobre la Naturaleza de los Dioses."
Comentarios
Si se piensa que mis sentimientos han cambiado, que se ha quebrado mi firmeza, que mi alma se ha abatido, es un extraño error. La violencia, la injusticia, el furor de los malvados, han podido arrancarme y destruir otras cosas; pero no han podido ni podrán desposeerme del ánimo ni amenguar mi fortaleza