Sum: Cuarenta historias desde la otra vida

Microbio

No hay vida después de la muerte para nosotros. Nuestros cuerpos se

descomponen al morir, y los microbios que viven en nuestro interior se

trasladan a lugares mejores. Esto puede llevarte a pensar que Dios no

existe, pero te equivocas. Es simplemente que Él no sabe que existimos.

No nos conoce porque estamos en la escala espacial equivocada. Dios es

del tamaño de una bacteria. Dios creó la vida a su imagen y semejanza;

sus congregaciones son los microbios. La guerra crónica por el territorio

del huésped, la política de la simbiosis y la infección, el predominio de

las cepas: éste es el tablero de ajedrez de Dios, donde el bien se enfrenta

al mal en el campo de batalla de las proteínas de superficie y la

inmunidad y la resistencia. Nuestra presencia en este escenario es algo

así como una anomalía. Dado que nosotros, el fondo sobre el que viven,

no dañamos los patrones de vida de los microbios, pasamos

desapercibidos. No hemos sido seleccionados por la evolución ni

captados por el radar microbiano. Dios y sus componentes microbianos

no son conscientes de la rica vida social que hemos desarrollado, de

nuestras ciudades, circos y guerras; son tan ajenos a nuestro nivel de

interacción como nosotros al suyo. Nuestra muerte pasa desapercibida y

no es observada por los microbios, que se limitan a redistribuirse en

otras fuentes de alimento. Así que, aunque se supone que somos la

cúspide de la evolución, no somos más que el sustrato nutricional.

Tenemos un gran poder para cambiar el curso de su mundo. Imagina

que eliges comer en un determinado restaurante, donde pasas

voluntariamente un microbio de tus dedos al salero a la siguiente

persona sentada a la mesa, que por casualidad embarca en un vuelo

internacional y transporta el microbio a Túnez. Para los microbios, que

han perdido a un miembro de su familia, éstas son las formas

desconcertantes y a menudo crueles en que funciona el universo. Buscan

respuestas en Dios. Dios atribuye estos acontecimientos a fluctuaciones

estadísticas sobre las que no tiene control ni comprensión.

DAVID EAGLEMAN