Abundando en la línea de costumbrismo miserable que vengo trabajando últimamente, y lo que nos queda, hoy vengo con una anécdota curiosa de la que tal vez conviene tomar nota. Hace unos días, sentado en mi regio trono, lo que viene siendo el inodoro, advertí una forma oscura inusual en el suelo entre alguna pelusilla solitaria y otras motas indeterminadas. En realidad no demasiadas, la tremenda coincidencia es que acababa de fregar recientemente y eso no pasa tan a menudo. Pues bien, sometido el elemento extraño a exhaustivo …