El coctél perfecto. Primero la elevada afluencia de visitantes, que superaron los dos centenares y que ya de por sí los autobuses no pueden asumir por aforo. Segundo, que no se informaron debidamente de los pocos horarios de vuelta. Y tercero, para rematarlo, los cortes de carreteras que dificultaron la circulación: por algunas zonas solo se podía circular con cadenas, en nivel rojo los autobuses tienen prohibido circular. Cuando por fin llegó el bus, comenzó el sálvese quien pueda, no cabían todos: empujones, gritos, niños llorando...