En abril de 2010, Cathy Terkanian recibió una carta que le cambió la vida. Era del Departamento de Servicios Sociales de Virginia y ella, una enfermera jubilada que vivía en Florida, Estados Unidos, había estado anhelando recibir noticias de ellos por mucho tiempo. "Me quedé atónita". Seguramente se trataba de la hija que había dado en adopción 36 años antes, una bebé a la que llamó Alexis y en la que no había dejado de pensar.
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