El pigmento azul egipcio era apreciado en la antigüedad, existen pocas evidencias arqueológicas sobre su elaboración. Se utilizaba como sustituto de minerales costosos como la turquesa o el lapislázuli, y se empleaba para pintar madera, piedra y un material similar al papel maché. Dependiendo de sus ingredientes y del tiempo de procesamiento, su color varía del azul intenso al gris o verde apagado. Después de los egipcios, el pigmento fue utilizado por los romanos, pero para el Renacimiento, el conocimiento de su elaboración se había olvidado.