Hoy resulta difícil concebir un cuerpo policial moderno sin su unidad canina, la conocida K9. Detrás de esa fórmula aparentemente críptica se esconde una de las curiosidades lingüísticas más extendidas del mundo de la seguridad, ya que el término K9 no nació como un código secreto, sino como un simple juego fonético. El acrónimo se pronuncia en inglés /ˈkeɪ.naɪn/, prácticamente igual que la palabra canine (en inglés, ‘canino’). De ahí la equivalencia. Es decir, cuando alguien dice K9 pronunciado en inglés, lo que está diciendo en realidad es ‘