Nacido en el año 470 a. C., hijo de un cantero y una partera, Sócrates fue un ciudadano ateniense común en términos de origen social, pero extraordinario en su modo de relacionarse con la polis. No fue un político, ni un poeta, ni un estratega militar —aunque combatió como hoplita en varias batallas de la guerra del Peloponeso—. Fue, simplemente, un hombre que dedicó su vida a conversar en las plazas, en los gimnasios y en los mercados. Condenado a beber cicuta y sin haber dejado una sola línea escrita, Sócrates se convirtió en una figura funda
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Desde hace 2500 años sabemos que el autoconocimiento es de lo más importante, y aun así lo tenemos descuidado.