Hace 8 años | Por filosofo a diariodeuncampista.com
Publicado hace 8 años por filosofo a diariodeuncampista.com

Daba gusto llanear con ella (ya que las irregularidades típicas del terreno las devoraba), al subir nunca perdía la tracción con ella y al bajar sentía muchísima seguridad (para mí fue el cambio más drástico de todos) además de una comodidad muy destacable