Desde la década de 1960, más de 200.000 tibetanos han huido hacia Nepal o India en busca de refugio frente a la represión china. Según datos de ACNUR, todavía hoy alrededor de 3.000 nuevos refugiados tibetanos cruzan cada año la frontera para escapar de la persecución. En estos países, además de la ciudad de Dharamshala —sede actual del gobierno tibetano en el exilio—, se han establecido campamentos permanentes y temporales para acogerlos