Una mañana de invierno de 2022, Raphael Wong y Figo Chan entraron en la prisión Stanley de Hong Kong para reunirse con Jimmy Lai, el multimillonario de los medios de comunicación que había sido arrestado dos años antes y se encontraba a la espera de juicio, acusado de delitos contra la seguridad nacional. Todos habían participado en las turbulentas protestas que sacudieron Hong Kong en 2019, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles para exigir democracia y más libertad en territorio chino. También solían reunirse para cenar.