Neo mide 1,68, pesa 30 kg, está vestido con una especie de mono beige de trabajo y se mueve de forma lenta y torpe. Es uno de los robots humanoides más avanzados del mundo —eso parece en la web oficial, desde luego— y cuesta 20.000 dólares, pero a pesar de todo ello tiene un gran problema: en realidad no es autónomo, y lo controla otro ser humano, como si fuera una marioneta ultramoderna.