El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, condenó al Partido Comunista de China por la reciente detención de una treintena de líderes de la Iglesia Sion. En un comunicado emitido el domingo, Rubio pidió su liberación inmediata. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China declaró a la prensa el lunes que el Gobierno no está al tanto de la situación, pero señaló que Pekín se opone firmemente a cualquier intento de Estados Unidos de utilizar cuestiones relacionadas con asuntos religiosos como pretexto para entrometerse.