Hace 9 meses | Por blodhemn a labrujulaverde.com
Publicado hace 9 meses por blodhemn a labrujulaverde.com

A lo largo del año 147 a.C. los senadores romanos se fueron acostumbrando a asistir a un duelo de frases hechas con las que dos obstinados contrincantes políticos terminaban siempre sus discursos. Uno era Catón el Viejo, defensor de las más rancias tradiciones, que sistemáticamente remataba su oratoria exclamando «Carthago delenda est» (Cartago debe ser destruida). El otro, Publio Cornelio Escipión Nasica Córculo, yerno del famoso Escipión el Africano, hacía otro tanto diciendo lo contrario: «Carthago servanda est» (Cartago debe ser salvada).

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swapdisk

Asterix, ¡cuántas cosas aprendimos... !