Hace calor. Son las cinco de la tarde y la temperatura interior de la vivienda de Ahmed, en Marruecos, supera los 32 °C. Fuera, el sol golpea con fuerza, pero él no tiene aire acondicionado. Tampoco lo necesita. Su casa, construida con ladrillos especiales que contienen materiales de cambio de fase –aquellos que absorben o liberan grandes cantidades de energía térmica durante su cambio de estado–, mantiene una temperatura interior estable gracias a un fenómeno físico. El calor no entra de golpe, sino que queda absorbido en las paredes.
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Cambiando de casa a una con ladrillos de esos, o reconstruirla entera con esos ladrillos.