Vladimir Putin se preguntaba qué mal había hecho Rusia a los europeos. Dejando de lado el resto de los países europeos, me gustaría plantear otra pregunta mas concreta: ¿Qué mal ha hecho Rusia a España?
Desde hace siglos hasta el día de hoy, Rusia y España nunca han librado una guerra directa de manera bilateral a lo largo de la historia. Existe una distancia geográfica considerable entre ambos países.
Si repasamos los libros de historia, encontraremos que durante la Guerras Napoleónicas iniciadas por Francia bajo el mando de Napoleón Bonaparte, España y Rusia fueron aliados contra el Imperio galo, especialmente después que España rompiera con Francia en el año 1808. ¿Recuerdan la Guerra de la Independencia? Pués al final, aunque sea por interés, Rusia ayudó a España a liberarse del yugo de Napoleón.
Algunos consideran que la Federación Rusa es sucesora histórica de la URSS. Yo no lo considero así, no al pié de la letra. Pero vamos a suponer que lo fuera. La URSS se puso de parte del bando republicano durante la Guerra Civil española (1936-1939) y su apoyo fue mas que testimonial. Las autoridades soviéticas suministraron armas, asesores y brigadas internacionales de combatientes para defender la República de los golpistas encabezados por el General Francisco Franco.
El dictador Franco quiso devolver los favores por la ayuda prestada por los nazis durante la Guerra Civil y envió la División Azul para luchar contra la URSS, contra el comunismo... contra Rusia. Esto no me lo invento, existen carteles propagandísticos del régimen franquista que así lo corroboran. Finalizada la II Guerra Mundial, tampoco hubo enfrentamientos armados, solo tensiones ideológicas y diplomáticas.
Muerto el dictador, EE.UU. tuteló la transición española y exigió al Rey Juan Carlos I que entregase El Sahara a Marruecos. A cambio, nos convertimos en una democracia occidental moderna pero la guerra fría entre Occidente y el bloque comunista seguía en pié. El negocio de la seguridad está en crear inseguridad. Una y otra vez, veíamos películas dónde el enemigo eran demonios rojos con acento ruso o vietnamita. No me importa reconocerlo, pagué por ver películas que eran propaganda audiovisual, propaganda al servicio de Estados Unidos que se autoproclamaba torre vigía del mundo libre y que nos salvó de las garras del comunismo. Gracias a Estados Unidos no hubo "Amanecer Rojo" en España mas que en los cines y televisores de los españoles, cuando las cadenas de televisión españolas emitían esa película.
Rusia nunca ha hecho nada malo contra España que sea digno de relevancia, nada para que exista tanta animadversión hacia ese país como los mass-media españoles pretenden inculcarnos. Como dijo alguien: "Yo no odiaba, yo aprendí a odiar". Ellos nos enseñaron a odiar a un país que no nos hizo nada. La rusofobia vino para quedarse.
Y España envía dinero y armas al Régimen de Kiev, ofrece asesoramiento militar en territorio español a militares ucranianos con altas probabilidades de morir en un conflicto instigado por unos pocos para enriquecer al lobby de la industria armamentística. Sin embargo, el ciudadano español de a pie no ve ni un céntimo de esos beneficios de sostener al régimen de Kiev en una guerra contra un enemigo que militarmente le supera en número y arsenal militar. Todo lo contrario, las guerras sean en Oriente Medio o entre Rusia y Ucrania, repercuten negativamente en el bolsillo del ciudadano español promedio. Nosotros, la mayoría de nosotros, salimos perdiendo. Ahora nos bombardean con noticias y encuestas sobre la reinstauración del servicio militar obligatorio en España, quieren enviar a jóvenes y no tan jóvenes a morir por un conflicto que no es completamente ajeno.
Hoy más que nunca. Rusia no es mi enemigo. No en mi nombre, no quiero formar parte de este delirio colectivo.