"¿Qué? ¿Nunca has tenido sexo? ¿Como... nunca?" "No. Nunca." "¡¿Cómo siquiera vives!? ¡¿Cómo puedes ser tan feliz?!" Esta fue una conversación que tuve una vez con una chica cuya mandíbula cayó al suelo cuando le conté mi historia. 32 años, soltero, no sexualmente activo y FELIZ. En nuestra cultura, parece una contradicción no ser sexualmente activo y, aun así, amar la vida, despertarse con alegría cada día emocionado por lo que viene, sin mirar atrás.