Acaban de finalizar las obras de las Reales Atarazanas de Sevilla, un edificio cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, encargado por Alfonso X el Sabio como factoría naval. A lo largo de sus siglos ha tenido usos de lo más variopintos: factoría de barcos, mercado de pescado, almacén, cuartel militar… Y ahora, tras un ambicioso y complicado proyecto firmado por Guillermo Vázquez Consuegra, llega el uso florero, es decir, cultural.