Facecia 74. Del duque de Anjou, que mostró a Ridolfo un rico tesoro
Se hablaba un día, en compañía de personas doctas, sobre la vanidad de las personas que se esfuerzan sobremanera en conseguir y comprar piedras preciosas, y dijo uno:
Con razón le hizo notar Ridolfo de Camerino al duque de Anjou su estupidez cuando viajaba éste por el reino de Nápoles. Un día que Ridolfo había ido a visitar al duque al campamento, éste le mostró un tesoro muy valioso en el cual había brillantes, perlas, zafiros, y todas esas piedras que se tienen en gran aprecio. Vistas las piedras, preguntó Ridolfo cuánto costaban y para qué servían. El duque respondió que tenían un gran valor, pero que no tenían ninguna utilidad. Replicó Ridolfo: "Os mostraré", le dijo, "dos piedras que me cuestan diez florines y me rentan doscientos florines al año", y condujo al duque, maravillado ante tal afirmación, a un molino que había hecho construir y le mostró dos piedras de moler diciéndole que por utilidad y valor superaban a sus piedras preciosas.