Si la derecha ha renunciado a la nación, y la izquierda ha renunciado al pueblo, sólo quedan las minorías identitarias, atomizadas, cada cual con la bandera de su propia tontería, justo antes de que la conviertan en pin, en taza o en gorra, a mayor gloria de los neoliberales y su mercado omnipresente.
Daria Izdraila