Ya bien entrados en el siglo XXI, al menos por estas latitudes, nadie cuestiona la libertad individual para tener hijos o no tenerlos así como escoger el estilo de vida y estructura familiar que cada uno quiera tener.
Pero lo cierto es que para escoger hay que tener más de una opción viable, de lo contrario uno no está escogiendo nada. Y me temo que la realidad se parece más a esto último que a lo descrito en el primer párrafo, que tiene más que ver con el relato que se promulga desde las diversas instituciones, medios de comunicación, etc.
Desde un punto de vista feminista, siempre se ha luchado por el reconocimiento del trabajo que tradicionalmente las mujeres han realizado en el entorno doméstico:
Limpiar y tener en orden la casa, atender a la crianza de los hijos y a las necesidades de la otra parte de la pareja que se pasa todo el día fuera de casa para traer un sueldo.
Eso, hoy en día, ya no es que no sea del agrado de mayoría, o que se vea como una “opresión de la mujer sometida al varón”, que no resulte de buen gusto, etc, etc. Simplemente no es factible para las clases bajas. Ésa es la realidad.
Así que no, no habéis escogido absolutamente nada, os han vendido un cuento que os habéis tragado. Porque con una pareja en la que los dos se pasan el día fuera de casa, ¿qué pasa con el trabajo doméstico, con la crianza?
Pues sucede que se empieza a tensionar hasta hacerse inviable, hasta descomponer la estructura familiar empezando por la pareja. Y la explotación no tiene nada de moderno, bien al contrario tiene una muy, muy larga tradición.
Sin embargo es moneda de cambio habitual ver como algunos presumen de haber escogido algo cuando nunca existió para ellos alternativa viable. Un poco como el esclavo que presume del reluciente brillo de sus cadenas.
Y sí, desde luego que el modelo de familia tradicional era campo abonado para el abuso, pero la alternativa que nos han impuesto, a ver si empezamos a darnos cuenta, sólo redunda en mayores plusvalías para el capital. Igual algún despistado se ha pensado que la incorporación de la mujer al mundo laboral tiene en realidad algo que ver con los intereses y derechos de las mujeres.
Aceptar ese relato sería confundir la excusa con el objetivo.
Así que ya me contaréis quién tienen la “libertad” de escoger mantener a una pareja con un sueldo, de hijos ni hablamos. Antes uno trabajaba y otro hacía la comida y fregaba los platos, lavaba la ropa, etc. Ahora toca hacer las dos cosas y sin ninguna alternativa.
¿Y tienen los cojones de llamarlo liberación de la mujer? Igual por eso interesa verlo todo "con perspectiva de género", porque si suprimes el género y observas el cómputo general lo que hay es una mayor carga de trabajo neta para la mera subsistencia.
¿Alguien desde la izquierda ha señalado esto en algún momento? ¿O lo que sucede cuando alguien lo intenta siquiera insinuar es que es automáticamente tachado de retrógrado? Nos merecemos esto y más, por imbéciles. Cada día más explotados y no al revés, no os confundáis. Otro día hablamos de cómo lo han hecho y de la pseudoizquierda.