No cabe duda de que esta orden germánica tiene un morbillo especial que, aunque no alcanza al de los controvertidos templarios, provoca curiosidad entre los aficionados a estos temas belicosos. Mitos y tópicos aparte, la orden teutónica no solo ganó protagonismo en Tierra Santa sino que alcanzó lo que ninguna otra orden militar pudo obtener: su propio estado, con unas dimensiones más o menos similares a las de la península itálica.
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