¿Qué podemos aprender de unos tíos disfrazados de caballeros medievales que se descojonan de un conejo blanco y al final mueren desangrados por listos? Muchas cosas, a saber: La primera condición para que alguien te haga daño, es que ese alguien tenga poca pinta de poder hacértelo. Que tenga un aspecto de lo más inofensivo, como un adorable conejito blanco. La segunda condición para que alguien te haga daño es que tú te lo dejes hacer. Que seas vulnerable. Que vayas completamente indefenso al encuentro del conejito blanco.
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