Hace dos semanas, el francés Jacques Audiard estuvo en Madrid porque su Un profeta competía al Goya al mejor filme europeo. Le derrotó El discurso del rey. Y Audiard decía: "Que me gane La cinta blanca, de acuerdo, porque Michael Haneke y yo luchamos por ir más allá con nuestro trabajo. Pero que sea El discurso del rey...". Esa sensación ha dejado esta madrugada la 83ª edición de los Oscar.
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