Un estudio llevado a cabo por el psicólogo Vassilis Saroglou sugiere que el fundamentalismo religioso sería algo así como el bromuro para la líbido. Unas cuantas ideas catequísticas, unos cuántos símbolos intocables y empiezas a ver la vida de una forma más seria (que no profunda: algunos suelen confundir seriedad con profundidad y frivolidad con superficialidad). Así que ya sabéis, si en estos tiempos queréis conservar un poco de sentido de humor, huid de los monjes ancianos y ciegos, sobre todo si son antiguos bibliotecarios de una abadía
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