Me río yo del lazarillo de Tormes. Me río yo de su ingenio, que no de la magnífica novela española, al lado de la astucia del delincuente, holgazán, maleante o cualquier espabilado peruano. Claro que también puede ser por los siglos que han pasado, pero en este país nunca es tarde para sacar una moneda extra, para hacer algún chanchullo o burlar la ley. Si deseas sentirte seguro, lo mejor es seguir los consejos de aquellos que conocen cómo funciona el sistema: los propios peruanos.
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