Se puede hacer con cebolla o sin ella, con pimientos, chorizo o verduras, jugosas o más compactas, gruesas como un tambor o finas como boinas, pero todas tienen algo en común: huevo y patata. Nunca la combinación de dos ingredientes despertó tanta admiración. Hasta el punto de que ya hay quien propone convertir la tortilla de patata nada menos que en Patrimonio de la Humanidad.
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