Quítale a tu imagen los usuarios de las redes sociales: eso es facilísimo, ni un loco diría “ese soy yo”, pues es sólo un añadido. No eres tú. Quítale a tu imagen los prejuicios. Es casi igual de fácil, porque todos sabemos que los prejuicios nos han sido impuestos desde pequeños. En realidad ni siquiera los apreciamos. Al contrario, nos sentimos mal con ellos y felices de no reconocerlos como propios. Eso seguro que no eres tú.
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