Hoy, en Europa hay dos países "marginados ". Serbia, de la que están desgajando Kosovo. Y Rusia, a la que pretenden rodear con bases de la OTAN. Para los serbios, la pérdida de Kosovo es un durísimo golpe psicológico. Occidente aplica una consecuente política antiserbia. Y, como ya ocurrió en reiteradas ocasiones, los intereses de los serbios puede protegerlos sólo un fraterno país eslavo que profesa la religión cristiana ortodoxa.
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