Enric Gonyalons fue liberado hace nueve meses, pero una herida provocada por un disparo durante su cautiverio le ha provocado una severa cojera de la que debería operarse. Sin embargo, el seguro sanitario que tienen los cooperantes no cubre la operación porque no se realiza fuera de España, y la sanidad pública española le ha prescrito rehabilitación y una calza. “Quedaría inválido toda la vida”, lamenta Iñaki Markiegi, presidente de Mundubat, la ONG a la que pertenece Enric.
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