El agricultor alemán Gottfried Glockner, plantó maíz BT-176 de Syngenta para alimentar a su gando. Comenzó dándoles sólo un 10% de su dieta en maíz transgénico y poco a poco fué aumentando la proporción, anotando la producción de leche y los efectos secundarios. En los 3 primeros años no sucedió nada llamativo, pero cuando aumentó la dosis de transgénicos al 100% sus animales comenzaron a tener violentos ataques de diarrea y la leche comezó a contener sangre. Al final, sus 70 vacas murieron.
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