Normalmente suelen ser los clientes los que se quejan de los taxistas. Pero nunca lo hemos planteado desde el punto de vista del currante, pues suelta anécdotas como esta: - Érase una vez un parapléjico que se subió en la parte de delante de un taxi y el cinto empezó a pitar. Pasó tanto rato que el taxista tuvo que decirle que se lo pusiera. Al taxista le pareció que había personas en este mundo que no aprenderían nunca...
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