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Adolfo Marx, el hombre equidistante
El colmo llegó el día de las elecciones. Adolfo, tras horas de angustia existencial, decidió votar a todos los partidos. Entró en la cabina electoral, recortó meticulosamente cada papeleta en trozos iguales, los mezcló y los introdujo en el sobre. El presidente de la mesa casi sufre un colapso al ver semejante collage político.
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