En la retina del ojo hay tres tipos de células fotosensibles que llamamos conos. Cada cono es sensible a la luz de una longitud de onda determinada: roja, verde o azul. Combinando las respuestas de estos tres receptores, el cerebro construye los colores secundarios. Si interrumpimos el proceso de calibración, podemos confundir deliberadamente al cerebro y ver colores que en realidad no existen. Para ello vamos a aprovechar otras dos particularidades de la visión.
Comentarios
Si no veis el octarino vuestra vida es una mierda.
#3 Ni que lo digas. Yo todavía estoy intentando ver el fucsia...
El cerebro de las mujeres los ven sin necesidad de hackeo.
#2 no solo eso. También distinguen veinte tonalidades de cada uno de los seis y tienen nombres para todos y cada uno de ellos
#2 #7 Menos el "gris columna de garaje". Ese no lo distinguen, al menos mi mujer no lo hace.
#9 Porque los garajes los diseñan machistas y heteropatriarcas opresores. Solo a ellos se les ocurriría utilizar un color que no hace juego con nada.
#10 Solo tu cerebro machista y heteropatriarcal es capaz de decir que el gris, precisamente el gris, no hace juego con nada. En realidad es el que mejor combina después del blanco y del negro
por eso es el color predominante en la ropa masculina, para que no os perdáis#11 Me llamas machistas y haces diferencias entre el blanco y el negro, maldito racista.
#2 El hackeo en el cerebro de las mujeres es para que sólo puedan ver seis.
Al final del todo, la galería de colores por si quieres experimentar.
No tiene sentido que veamos lo que no podemos entender.
Ya no se engaña a la vista como antes. El que ha escrito eso sí que está jaqueado.