Hace 1 año | Por Andaui a elespanol.com
Publicado hace 1 año por Andaui a elespanol.com

Por más que digan lo contrario, el cine sí puede salvar vidas. O cuanto menos restituirlas, ponerlas de nuevo en marcha. Con una depresión insondable tras el fracaso de su musical New York, New York (1978) –al que siempre hay que darle otra oportunidad–, hospitalizado por una salud frágil bombardeada por los excesos cocainómanos y con un matrimonio recientemente roto, Martin Scorsese (Nueva York, 1942) era lo más parecido a un boxeador noqueado en la lona.

Comentarios

FatherKarras

Las obras maestras lo son a veces porque rompen todas las normas precedentes. La soledad de LaMotta/De Niro dando puñetazos al aire en ralentí bajo el hechizo lírico de la Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni no encuentra rival, ni lo encontrará, en su forma de otorgarle una dimensión existencial al deporte más crudo y solitario.

Esa pieza la llevo grabada a fuego. Esa pieza mata. Una maravilla.



#0 Gran envío, gracias por compartir.