Como cada semana, tenemos polémica. Esta semana toca hablar del posible indulto a los condenados por lo sucedido durante el fallido proceso de intento de independencia en Cataluña. La semana pasada fue la crisis con Marruecos desencadenada por la hospitalización en Logroño del líder del Frente Polisario. La anterior… ¿álguien se acuerda? Siempre hay algo por lo que enfrentarse, con la cara roja y la vena del cuello a punto de estallar, con el “adversario”.
Las posturas pueden adivinarse de antemano sin miedo a errar. Tal sector ideológico va a apoyar tal postura, y el sector antagónico apoyará la antagónica, desde la barra del bar hasta el Congreso de los Diputados, azuzados todos por los medios de comunicación, muchos de ellos propiedad de grandes empresas que cotizan en bolsa, desde el programa mañanero de la tía Paca hasta el informativo de la noche en la cadena estatal.
Ocupados en estos temas, ensordecidos por el fragor de la batalla, nos distraemos acerca de cuáles son los males que azotan a la inmensa mayoría y que realmente nos preocupan, o deberían. El paro juvenil y los que ya tienen 30 años y no han podido todavía cotizar, y la justa distribución del trabajo, la viabilidad de las pensiones de quienes llevan ya mucho tiempo trabajando y, ya cansados, ven cómo su posibilidad de descanso se esfuma, el derecho a poder operarse de un cáncer, si hiciese falta, sin necesidad que pagar para ello cantidades de dinero de las que no disponemos, la posibilidad de pasar tiempo con nuestros hijos hoy en día en que los dos miembros de una pareja se ven obligados a trabajar para salir adelante, o de estudiar mientras se trabaja para poder aspirar a un futuro laboral mejor, la calidad y accesibilidad de la educación, ya que sin ella estamos perdidos como sociedad y condenados al fracaso, pues sin educación la experiencia y el aprendizaje obtenido durante siglos cae en el olvido.
No quiero decir que otros temas que suelen estar de actualidad no sean también importantes, pero creo que relegamos a un segundo plano lo que verdaderamente importa para centrarnos en asuntos que son muy apetitosos para la polémica, interesada por parte de algunos, pero que al final solo desvían nuestra atención y consumen nuestras energías dejando de lado lo que de verdad debería preocuparnos.
Por eso creo que deberíamos ser -todavía- más exigentes, constantes e insistentes reivindicando todas esas cosas que condicionan nuestra calidad de vida, y llevar esas reivindicaciones a todas partes para que en ningún momento ni lugar pasen desapercibidas detrás de las cortinas de humo que les restan visibilidad.
Comentarios
Tienes razón en que nos descentran de problemas prácticos reales y estructurales. Pero también son temas que queman y que no se solucionan. Cosas que claman que juzgue, que tengan consecuencias...en definitiva, que no queden en agua de borrajas...Pero al final también da igual porque nos hemos acostumbrado a escuchar escándalo tras escándalo y que no pase nada, que no cambie nada. Desde temas enormes como el GAL, a el M.Rajoy, curriculums inventados, tesis plagiadas, préstamos a los bancos que no se devuelven, la historia de los Pujol, puertas giratorias, los papeles de Panamá, las cuentas del rey, indultos en pleno siglo XXI a amigos, o por intereses políticos... podría pasarme la tarde y no teminamos... Y todo queda ahí flotando. Como mucho los de Salvados harán un programa y nos tiramos un rato de los pelos al ver la información clara y ordenada y poco más. Porque si no controlan unos el poder judicial es porque se lo han repartido entre todos, sino han colocado a afines en ciertos puestos es porque los que están ahí ya saben como funciona el cortijo. Y lo peor es que tenemos un país increíble, con una cultura rica y un carácter agradable. Con un clima prodigioso y una situación geográfica privilegiada. Y en lugar de estar tan estupendamente como podría, está ahí renqueando por ir tirando con mucha gente pasándolo mal y mucha gente teniendo que marcharse a buscarse la vida fuera.
Pues sí. La guerra de Siria también es un buen ejemplo. La poca información que nos llega son un montón de bolas.