Incluso a la luz del declive ampliamente pronosticado de Estados Unidos, la pregunta decisiva debe ser: ¿Puede y quiere Europa convertirse en una potencia global? ¿Puede Europa, como potencia global, lograr y mantener una posición hegemónica? En ese camino, Europa tendrá que cambiar radicalmente; la UE, tal como la conocemos, no está preparada para este papel en este momento. El potencial de una Europa formalmente unida aún se ve limitado por la tan apreciada mentalidad de los pequeños Estados.