Eran las seis de la tarde, pero en el interior del Wizink Center ya estaba oscuro. En las gradas, miles de jóvenes, prácticamente todos hombres,”criptobros”. La pista, convertida en un enorme privado de discoteca con sofás y mesas blancas con lamparitas bajas. Allí los hombres, con barba recortada a lo Abascal, americanas apretadas modelo Camps, […]