Un fondo de inversión hizo la prueba del algodón: durante un año, se guió exclusivamente por la numerología y las creencias asociadas a las fases lunares. Puesto en marcha por el artista Shing Tat Chung, The Superstitious Fund Project estuvo dirigido por un algoritmo que compró y vendió acciones del FTSE 100 – el índice bursátil compuesto por los cien primeros valores de la bolsa de Londres - basándose exclusivamente en supersticiones.
Tras todo un año de actividad, el 1 de julio de 2013, el experimentó concluyó con unas pérdidas de más del 16%. Las supersticiones de Sid lo habían conducido al fracaso.
#6 O subieron, no lo descartes. Lo que está claro es que para hacer un experimento serio se necesitaría establecer fondos de control y más pruebas. No creo que el resultado fuera necesariamente bueno, pero tampoco me extrañaría que fuera igual o similar al de los fondos "serios".
Comentarios
Es que lo montaron mal: coporaba en viernes y vendía en días "favorables".
Debían ahcerlo al revés: comprar en días "favorables" y vender el 12!
El error fue no consultar a la crew española: Rapel, La pitonisa Lola y Sandro Rey
El algoritmo no era supersticioso, sino quien lo creo.
#1 Tampoco. El que lo creó se basaba en las supersticiones del resto.
Si no se compara con la rentabilidad de otros fondos en las mismas fechas, o con la evolución del FTSE100, no sabemos si funcionó o no.
Tras todo un año de actividad, el 1 de julio de 2013, el experimentó concluyó con unas pérdidas de más del 16%. Las supersticiones de Sid lo habían conducido al fracaso.
¿Cuánto bajaron otros fondos similares?
#6 O subieron, no lo descartes. Lo que está claro es que para hacer un experimento serio se necesitaría establecer fondos de control y más pruebas. No creo que el resultado fuera necesariamente bueno, pero tampoco me extrañaría que fuera igual o similar al de los fondos "serios".
En muchos hoteles no hay habitación 13, en muchos aviones no hay fila 13...
No creo que sea una tonteria lo de tener en cuenta la superstición, seguro que está más presente de lo que creemos
Somos así de borregos