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Por qué no podemos resolver los grandes problemas
Recuerdo estar sentado en el salón de mi casa familiar en Berkeley, California (EE.UU.), viendo el despegue del Apolo 17. Tenía cinco años. Mi madre me insistía en que no mirara fijamente al ardiente escape del cohete Saturno V. Tenía una vaga idea de que era la última de las misiones lunares, pero estaba convencido de que habría colonias en Marte antes de que muriera. ¿Qué pasó?
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