No es un líder de opinión para mí,pero sí para centenares de miles de españoles que leen sus artículos de opinión y compran sus libros. Su ultima ocurrencia es decir que Toni Cantó es un político formidable. Luego se quejan que muchos chavales que han quemado contenedores tengan como referente moral al rapero Pablo Hasél. Con una elite intelectual así, mejor seguir a un poeta revolucionario sociópata.
Arturo Pérez Reverte en su artículo "Para qué necesito un rey" y que parece haber sido escrito en un estado de delirium tremens, empieza bien para después tratar de meter un sablazo a sus lectores, a ver si cuela. La mayoría de los españoles han demostrado ser sobradamente gilipollas. ¿Por qué no iba a colar de nuevo una transición 2.0 y un nuevo rey salvador de la democracia encarnado en Felipe VI?
En dicho artículo, aparecen cuñadeces, insultos, críticas hacia Juan Carlos I, la monarquía, etc. Después apela a su pseudorepublicanismoy pseudojacobismo. Igual te habla de la revolución francesa como la guillotina y mete por el medioLa Marsellesa y un largo etcétera de disparates como si fuese un abuelo Cebolleta que hubiese vivido en directo "La Toma de la Bastilla" después de haber regresado al mundo actual y haber agotado las existencias de ácido lisérgico de todo el planeta.
Pero no, los que deben estar ciegos son sus lectores al creer lo que cuenta, él sabe lo que hace y controla. Don Arturo mete con calzador una cuña publicitaria en favor de la monarquía y de Felipe VI de Borbón como nuestro macho alfa. Que si Felipe VI es honrado, que si es buen tio y que ama España (sic).
Para realzar la fígura de Felipe VI, denigra a un montón de políticos de izquierdas, de derechas, españoles e independentistas que se presentan a las elecciones y obtienen representación. No digo que estos políticos no sean gentuza, pero al menos hacen algún mérito para ocupar su asiento en el parlamento.
La diarrea mental que se gasta "El Cuñado de España" es producto de disfrutar comiendo demasiadas mazorcas de maiz embarrado en el comedero junto con los demás cortesanos: los monárquicos, los "republicanos" y los oportunistas.
En una entrevista a Pérez-Reverte, comenta algo interesante: que España necesita de un presidente carismático que nos dirija y nos haga olvidar nuestras diferencias. Vamos, que reconoce que Felipe VI es un calzonazos y que no nos vale. Admitimos barco como animal acuático.
Estos periodistas metidos a tertulianos y columnistas nos enseñan a amar al sistema y a odiar los que quieren cambiar las cosas. Nos manipulan como borregos y trata de perpetuar la realidad que cada vez está más podrida.
Esta gente no quiere democracia plena sino un franquismo sin Franco con un gobierno tecnocrático y neofeudal. No sé si ha habido un maletin repleto de billetes de por medio para pagar a Pérez-Reverte por la cuña publicitaria a Felipe VI. Qué no se ofenda por mi sospecha ya que para él un mercenario es un ser de luz, debería tomárselo como un halago. Pues hale, ahí tienes , no es que te lo merezcas. Cuando dejes de fumar, ya podrás descansar en paz y dejarnos en paz a nosotros con cuñas publicitarias para sostener lo insostenible.
El régimen de 1978 considera que los españoles no se merecen una democracia real, horizontal y participativa; porque quieren caudillistas cegados de idolatría esperando encontrar un caudillo que les saque las castañas del fuego. La democracia plena puede esperar para ellos... para nosotros no.
“La ideología propone y el mercantilismo dispone, ¡trágica ironía de la historia universal!”
(Engels, de su artículo publicado en 1848 para la "Nueva Gaceta Renana")
Resulta al menos curioso observar ese repetido discurso, propio de cualquier nacionalismo, que trata de encontrar en la historia, en supuestas situaciones y realidades pasadas, su fundamento básico. Desde los nacionalismos propios de aquellas naciones ya existentes, hasta la exigencia de ese “derecho de las naciones a la independencia” (ahora transformado en ese “derecho de los pueblos a la autodeterminación”) para las propuestas de naciones no reconocidas, vemos como se suele basar la existencia y necesidad de la nación en una serie de supuestos hechos ocurridos en el pasado y que de alguna manera nos dicen que se proyectan hasta el presente. Pero permítanme una afirmación al respecto que contradiga esa justificación: ni las naciones, y ni siquiera las nacionalidades son algo eterno, algo inmutable. La constitución de los estados nacionales existentes, o de aquellos que lo fueron y dejaron de serlo, encuentran una justificación histórica en un momento y un lugar determinado, se deben, al fin y al cabo, a la existencia de unas condiciones materiales determinadas que condujeron y permitieron cierta organización, relaciones de producción, dominación territorial y hegemonía sobre la población y recursos. Pasado esos momentos históricos, llegan otros en los que aquellos nacionalismos fracasados, o aquellos que no se exigieron y ni siquiera se intentaron en su día pudiera ser que no fueran necesarios. Y diremos aún más: pudiera llegar un momento histórico dónde incluso lo que se requiera fuera precisamente la eliminación de cualquier estado nacional existente tal y como los conocemos.
El nacimiento de los primeros estados nacionales occidentales como monarquías absolutistas, allá por los siglos XV y XVI, cumplió una primera aportación a la evolución de la historia en tanto que asentó y confirmó la salida de toda esa oscura época mediaval feudal post-romana. Las relaciones económicas del feudalismo, básicamente centradas en una producción agraria autosuficiente, que permitía el consumo de toda esa producción dentro de esos pequeños territorios feudales y por tanto no necesitaba del comercio exterior, era la base que permitía toda esa división en tantos pequeños territorios, dónde los diferentes condes, duques, pequeños reyes y demás nobleza guerrera convertían en eternas las batallas por esos terruños, para después establecer unas infinitas trabas locales que no hacían sino impedir la circulación de bienes y personas por esos feudos. Pero a medida que la economía en las ciudades avanzó, comienza a florecer una burguesía, en principio artesana, que se ve obligada a luchar contra el sistema feudal en pro del crecimiento del comercio, encontrando en primer término las monarquías como su aliado. Este “protocapitalismo” encontraba en esos pequeños feudos un obstáculo para su expansión, y necesitaba de mayores territorios dónde se pudiera desarrollar los medios materiales de producción, lo cual necesita de unas leyes comunes a todo ese territorio y de una autoridad (la monarquía y sus ejércitos reales) que las protegieran: es el nacimiento de los primeros estados. Más adelante, ya a finales del S. XVIII, todo esto desembocaría en la exigencia de poder de esa burguesía, ya más poderosa, en detrimento de las monarquías, que no es otra cosa que el motivo histórico de la Revolución Francesa, y que iniciaría un proceso que culminaría a finales del S. XIX con el establecimiento del capitalismo hegemónico moderno y sus estados nacionales occidentales modernos. Vemos así como la existencia de estados se debe a necesidades materiales, y no a ningún supuesto “derecho de autodeterminación” o “derecho de los pueblos a decidir”, cosas muy bonitas articuladas en nuestras bocas pero que no se sabe muy bien dónde se encuentran.
Incluso una rápida ojeada a la historia del proceso de independentismo colonial nos mostrará que fueron condiciones muy concretas las que permitieron a las colonias la independencia de sus ocupantes: la creación de una burguesía local con ansias de gestionar y disfrutar de los beneficios de sus recursos, junto con crisis y guerras en los estados imperiales fueron aprovechadas por los movimientos independentistas. Para algunos casos más cercanos, especialmente en el proceso de descolonización africano, se llegó a una independencia sólo sobre el papel pero que en la práctica significaba (y aún en muchos casos significa) una total dependencia económica de las antiguas naciones ocupantes. De nuevo vemos aquí como son las circunstancias materiales las que permiten o no una real "independencia", ¿acaso alguien cree que es más independiente Ruanda que Holanda por el hecho de ser las dos jurídicamente "estados nacionales independientes"?
Debemos por tanto cuestionar que papel juegan hoy los estados nacionales en la evolución histórica, ¿han aportado algo positivo en los últimos 110 años, o por el contrario, han sido los nacionalismos el germen de algunas de las mayores atrocidades ocurridas?, ¿tienen hoy en día, dado el grado de evolución de la información, del transporte, en definitiva de la tecnología, algún sentido?, ¿existe justificación histórica que nos obligue a mantenerlos?, ¿que más pueden aportarnos?... Son preguntas que debemos hacernos, pero si acaso alguno de ustedes llegara a la misma conclusión que nosotros, es decir, que la necesidad de estados nacionales parece llegar a su fin tal y como hasta hoy los conocemos, ¿qué sentido tiene entonces todas esas nuevas reivindicaciones nacionalistas?, ¿en qué pueden ayudarnos?.
Desde que el capitalismo llegara a su pleno desarrollo, muy al principio del S. XX, pronto los estados nacionales nos mostraron como las grandes potencias se enzarzaron en guerras entre si, guerras sin ningún sentido histórico progresista, guerras de devastación dónde era la propia supervivencia del capitalismo lo que se perseguía, dónde millones de personas e ingentes cantidades de fuerzas productivas fueron destruidas para luego tener que volver a rehacerlas, y cuya consecuencia inmediata fue el reparto del mundo según la fuerza demostrada por cada una de ellas. Y como consecuencia de este reparto, los restos de pueblos antiguos, las diferentes nacionalidades o pequeñas naciones sin fuerza efectiva no han sido más que lo que las grandes potencias han querido que fueran; la supuesta independencia de todas ellas no es más que una distracción que esconde la hegemonía práctica de los grandes estados capitalistas sobre el resto de pueblos, naciones y estados. Y si no vean: ahí tenemos ese “Fondo Monetario Internacional (FMI)”, dónde un sólo miembro, USA, tiene derecho permanente de veto. Ahí tenemos a esas “Naciones Unidas”, que estarán muy unidas pero sólo cinco de sus miembros se reservan el derecho de veto, USA, Francia, China, Rusia, Reino Unido, todas potencias. Ahí tienen ese “Banco Central Europeo”, dónde Alemania con su único derecho de veto, impone las medidas a placer y que más le interesan en el caso de tener que lanzar el salvavidas a nuestras débiles economías. Y qué hablar de los nuevos estados surgidos en los Balcanes, el Cáucaso, el Báltico, Chequia o Eslovaquia, que tan pronto como consiguieron su independencia se presentaron en Bruselas para que las centralizarán económicamente. Piensen también en esto, ¿son igual de independientes hoy en día Grecia que Francia o Alemania?. Por supuesto podemos mirarnos aquí en la península el ombligo... “La ideología propone y el mercantilismo dispone, ¡trágica ironía de la historia universal!”, que diría Engels hace ya tiempo. La ideología, los sentimientos o un confuso razonamiento pueden proponer mil y un nacionalismos, pero las realidades materiales disponen hacia uniones económicas (véase la UE, véase el intento del TTIP o de cualquier otro tratado de este tipo), y la centralización económica conlleva la centralización política, muy a pesar de cualquier apariencia de independencia o aspiración nacionalista, tanto para las naciones ya existentes como para las de nueva exigencia. ¿Cuál es por tanto la razón de mantener esos sentimientos y sueños nacionalistas?, ¿a quién interesa mantener viva esa llama, ese disfraz de falsa independencia que quiere distraer a la población con cuentos y sueños en contra de sus reales intereses?, ¿quién quiere el conflicto nacional permanente, mientras por otro lado cimienta una auténtica hegemonía mundial, económica e intelectual?... Nosotros respondemos que a esos mismos corruptos oligarcas que no desean otra cosa que mantener sus privilegios. Este es el verdadero sentido de los nacionalismos hoy en día: impedir la unión de la mayoría de la población mediante el “odio mutuo” y el distanciamiento, no permitir que las gentes de diferentes territorios, pueblos, autonomías, idiomas, etc. puedan tener conciencia clara de sus intereses comunes: Lo que tratamos de advertir es que no son las relaciones jurídicas internacionales lo que queremos cambiar, ¿en qué puede ayudar la creación de esos pequeños estados a la liberación?. De llevarse a la práctica los anhelos nacionalistas, lo que consiguiríamos no sería la liberación de de las naciones, sino el refuerzo de su sometimiento a las grandes potencias capitalistas, aunque en apariencia exista una máscara de independencia.
Por todo esto queremos recordar las palabras de Rosa Luxemburgo, hoy igual o más vigentes aún que el día en que fueron presentadas:
“En la realidad, aunque como socialistas reconociésemos el derecho inmediato de todas las naciones a la independencia, el destino de las naciones no cambiaría un ápice por ello. En las condiciones sociales existentes, el ‘derecho’ de una nación a la libertad, así como el ‘derecho’ del obrero a la independencia económica, valen tanto como el ‘derecho’ de todo ser humano a comer en vajilla de oro […] Por la misma razón, la esperanza de solucionar todas las cuestiones nacionales en el marco capitalista asegurando a todas las naciones, razas y grupos étnicos la posibilidad de ‘autodeterminación’ es una completa utopía [...]El desarrollo de poderes mundiales, un rasgo característico de nuestra era moderna, y que adquiere cada día mayor importancia gracias al progreso del capitalismo, condena a priori a todas las pequeñas naciones a la impotencia política. Aparte de algunas de las naciones más poderosas, que lideran el desarrollo capitalista y poseen los recursos espirituales y materiales necesarios para conservar su independencia económica y política, la ‘autodeterminación’, es decir, la existencia independiente de naciones pequeñas, es una ilusión, y cada vez lo será más [...]Además, la política y la economía mundializadas -una condición para la supervivencia de los estados capitalistas - convierten a los pequeños estados europeos, políticamente independientes y formalmente iguales, en protagonistas mudos - y a menudo en chivos expiatorios - del escenario europeo [...]Desde este punto de vista, la idea de asegurar a todas las ‘naciones’ la posibilidad de autodeterminarse equivale a la perspectiva de abandonar el desarrollo del gran capitalismo para volver a los pequeños estados medievales, muy anteriores a los siglos XV y XVI [...]Las excepciones aparentes no hacen sino confirmar, tras un análisis más profundo, la conclusión de que el desarrollo moderno del capitalismo resulta irreconciliable con la auténtica independencia de todas las nacionalidades [..] Un intento general de dividir todos los estados existentes en unidades nacionales y delimitarlos según el modelo de estados y estaditos nacionales es una empresa sin esperanza y, desde el punto de vista histórico, reaccionaria.”
(Rosa Luxemburgo (1871 - 1918), La Cuestión Nacional, 1978, Ediciones “El Viejo Topo”).
Hola.
He creado un script para tampermonkey que permite añadir comentarios personalizados tras el nombre de los usuarios de meneame. Me parece que puede ser bastante útil para recordar si alguna vez habías conversado con alguien, o escribir lo que piensas de ese usuario. Bueno, para ser sincero, el script lo ha creado chatGPT. Yo solo sé lo más básico sobre programar scripts.
El contenido de las etiquetas se guarda localmente en el navegador, así que no se conservan si cambias de PC o de navegador. Y supongo que si metes muchas etiquetas tendrás que aumentar la capacidad de almacenamiento de la extensión.
A continuación el código. Tan solo copiar y pegar en nuevo script de tampermonkey. Si alguien quiere modificarlo, mejorarlo, está subido aquí.
// ==UserScript==
// @name Etiquetador de Usuarios para Menéame
// @namespace tampermonkey.net/
// @version 0.2
// @description Añade etiquetas personalizadas a los nombres de los usuarios en Menéame
// @author Fernando_x
// @match www.meneame.net/*
// @grant none
// ==/UserScript==
(function() {
'use strict';
// Función para guardar etiquetas
function guardarEtiqueta(usuario, etiqueta) {
localStorage.setItem(usuario, etiqueta);
}
// Función para cargar etiquetas
function cargarEtiqueta(usuario) {
return localStorage.getItem(usuario);
}
// Añadir campos de etiqueta a cada comentario
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// Evento para guardar la etiqueta
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})();
Cuando se comienza a participar en una guerra, todo el mundo cree que la estrategía de salida es ganarla y con eso basta, pero lo cierto es que el tema tiene muchas aristas que casi nunca se abordan.
En la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, se eligió una salida negociada en la que una de las partes aceptaba unas condiciones draconianas, pero mantenía una maltrecha integridad territorial y mantenía una menguada soberanía, sin que tropas extranjeras ocupasen su territorio, con algunas salvedades menores.
La idea, como sabemos, no se demostró muy brillante porque, veinte años después, los vencidos fueron capaces de organizar una guerra al menos tan grande como la anterior, poniendo contra las cuerdas a medio mundo. La salida a esa guerra fue el desmembramiento del país y su ocupación por los vencedores, aunque luego se considerase más interesante devolverle su soberanía. A menudo se dice, y yo opino que con razón, que fue la Unión Soviética quien derrotó a la Alemania nazi, pero también fue la existencia de la Unión Soviética lo que permitió a Alemania recuperarse en menos de diez años para volver a ser la primera potebncia industrial de Europa. Sin la Unión Soviética, y el temor que provocaba en Occidente, la salida a esa guerra hubiese sido el aplastamiento y desindustrialización definitivos de Alemania, convertida en un estado desmilitarizado y agrícola.
A partir de ese punto, Occidente ha demostrado que no tiene una estrategia clara de salida para las guerras en las que combate, y eso está resultando absolutamente catastrófico. La última vez que algo grande salió medio bien fue en la guerra de Corea. Se consiguieron unas tablas en lo militar, se invirtieron cantidades descomunales en Corea del Sur y ese país experimentó un tremendo desarrollo y sigue perteneciendo a la esfera económica y política occidental.
Luego vino Vietnam, donde se intentó más o menos lo mismo, con resultados desastrosos, especialmente en lo militar.
A menor escala, tenemos las diversas guerras israelíes contra su vecino. Su estrategia de salida era vencer, ocupar territorios y ganar un colchón de seguridad. Les salió aceptablemente bien.
¿Y después? ¿Cual ha sido la estrategia de salida de Occidente?
Libia, un desastre absoluto. Se derroca a Gadafi pero no se consolida el dominio sobre el territorio, ni sobre los recursos, ni sobre nada. El país se convierte en un avispero gobernado por un puñado de señores de la guerra y en un hervidero social. Catástrofe. ¿Qué estrategia de salida había ahí? Ninguna. Ni siquiera convertir al país en un satélite o en una colonia. Nada.
¿Irak? ¿Afganistan? Las estrategias de salida fueron tres: por tierra, por mar y por aire. O sea, huir. Te gastas una fortuna, matas a decenas de miles de personas, conquistas el país y no eres capaz, ni de lejos, de estabilizarlo y mantener su control, así sea para explotarlo. Te han costado mucho más de lo que sacaste, no pertenecen a tu bloque y desde luego no simpatizan una mierda contigo. En el caso de Afganistán la burla llegó a ser sangrante: la operación para conquistar el país costó mucho más que su PIB, con lo que hubiese sido mucho más rentable alquilarlo que conquistarlo. Un verdadero despropósito.
¿Y cuál es la estrategia de salida que se plantea a las dos guerras que ahora padecemos? Porque algún día habrá que acabar con esas guerras.
Ucrania. ¿Cómo planea Occidente poner fin a esa guerra ahora? ¿Convenciendo a los rusos de que dejen de invadir el país? Cojonudo. Las sanciones no han funcionado. Vencer a Rusia en el campo de batalla no parece muy factible sin mandar tropas sobre el terreno. ¿Qué han pensado entonces nuestros geniales dirigentes para poner fin a esa guerra? ¿Meternos has el cuello en la guerra? ¿Organizar una barbacoa nuclear que nos incinere a todos? ¿Rendirse un poco más tarde en vez de un poco más pronto? ¿Ganar tiempo a ver si sucede algún milagro que nos permita salvar la cara y de paso también el culo? ¿Qué estrategia de salida hay? Me temo que ninguna.
Gaza. ¿Y qué están pensando aquí los israelíes? Cuando mataron a los 10.000 primeros palestinos, hubo mucha gente que miró para otro lado. Cuando van ya por los 35.000, empiezan a llegar las facturas en forma de países y personajes díscolos que no aceptan semejante atrocidad. Pero el caso es que allí viven dos millones y medio de palestinos y las fuerzas israelíes están causando destrozos de tal magnitud que muy posiblemente la franja sea inhabitable. ¿Qué considera Israel una victoria que permita poner fin a la guerra? ¿Matar a dos millones y medio de personas? ¿Hacerlas morir de hambre, sed y enfermedades? ¿Convertirlas en refugiados y enviarlas con un lazo a otros países como regalo? ¿Qué estrategia de salida tiene el gobierno de Netanyahu? Pues también me temo que ninguna. Que van allí a destruirlo todo, pero no han pensado nada aún para el día después.
Y así es como se pierden una veces las guerras y se pierde otras veces la paz.
Así es como nos vamos a tomar por saco.
Ante todo, quiero dejar claro que esto que aquí lees es una simple opinión personal y sobre todo, una opinión desde un punto de vista técnico.
Creo que desde hace mucho tiempo, algunos de los usuarios más activos del sitio, venimos viendo una serie de anomalías (por llamarlas de alguna forma) en las cuales, se vienen observando algunos problemas relacionados con la moderación de contenidos y usuarios.
Por empezar, el asunto ya manido de los negativos a artículos de portada y sobre lo cuál algún otro usuario ya ha escrito al respecto. Por lo general, la portada suele estar bien atendida en términos de variedad, ideología y calidad de contenidos. Sin embargo es cierto que, muy de vez en cuando, aparecen en portada algunos tipos de contenido que, repito, desde un punto de vista meramente técnico, no deberían siquiera haber conseguido un lugar allí.
Todos esos contenidos suelen ser calificados como "bromas", "gracias", "estupideces", en las que con solo agrupar un pequeño número de usuarios dispuestos a promocionarla, consiguen que llegue a portada. El problema viene cuando, una vez conseguida la hazaña, otros usuarios decidimos que quizá ha tenido gracia, pero es momento de despublicarla, haciendo uso de los votos negativos.
El caso es que como por ejemplo pude ver ayer, una noticia con 40 meneos y 30 negativos permanecía en portada por al menos 10 minutos (cuando, según me explicaron en nótame, el tiempo de recálculo de votos se hace cada 5 minutos).
La conclusión que llego a sacar de todo esto, es que los usuarios special deberían quizá tener más medios y quizá más poderes para poder ayudar a los usuarios admin a gestionar este tipo de anomalías. Ya que por el momento, la promoción de de nuevos administradores se hace de forma digital (a dedo) y solo si te dejas ver en la minicomunidad sita en el nótame (lo cuál hasta cierto punto comparto).
Menéame está empezando a adquirir unos niveles de actividad que quizá deberían sacar a debate la creación de un nuevo rol que se encuentre entre special y admin, y que de más poderes y más oportunidades a muchos de los usuarios más activos, y así ayudar a mantener la buena calidad y funcionamiento de la web.
Un buen ejemplo de todo esto sería el caso del conflicto Catalunya-España, en el que estamos viendo un juego de promos de noticias en portada que para la gran mayoría dista bastante de ser justo, equitativo y sobre todo objetivo para con los lectores del sitio, haciendo que haya una clara conducción de opinión por parte de un pequeño grupo de usuarios con intenciones de manipular lo que se lee y comenta, o que simplemente no comulgan con las ideas que se muestran en dichas noticias.
Es por ello que desde mi humilde posición de usuario con más de 10 años de antigüedad, hago un llamamiento a los editores y desarrolladores del sitio, para que los parámetros de afinidad en este caso y sobre todo los parámetros de participación grupal de ciertos usuarios sea revisada y sobre todo medida, a fin de evitar que convirtamos este portal en una especie de ForoCoches, en la que es estrictamente necesario comulgar con las ideas del lugar para poder ayudar a mantener el buen funcionamiento de la web.
Sin más, después de este pequeño tocho, dejo la veda abierta a que me pongáis a parir y empecéis todos los flames que estiméis oportunos.
menéame